Olvidadas durante años, las webcams han recobrado protagonismo con el auge (forzoso) de las reuniones a distancia. Ha sido entonces cuando muchos usuarios y empresas las han echado de menos o han sufrido la baja calidad de las webcams integradas en sus ordenadores. Es por ello, que contar con una webcam independiente, de gran calidad, se convierte en un elemento obligatorio en toda organización.
Cómo elegir una webcam o cámara web
Más allá de los megapíxeles, la imagen de la calidad del vídeo es la más relevante. En este punto, la calidad FullHD es más que suficiente para que las personas con las que nos comunicamos nos vean bien. Existen algunas webcams con mayor calidad, la llamada 4K, que pueden indicadas para cuando la webcam se va a emplear en reuniones de varias personas, en salas grandes.
El campo de visión de la lente es otro punto a tener en cuenta, ya que determina el ángulo al que la webcam apunta y por tanto, cuántas personas aparecerán en la imagen transmitida. Las webcams más básicas tienen un ángulo de visión de unos 74-76 grados, que a una distancia corta del lugar donde se sitúen permiten que como mucho dos personas puedan situarse en frente. Webcams más avanzadas pueden ampliar su ángulo a 90 grados, que permite incorporar más personas delante de ella.
Muchas webcams cuentan con la posibilidad de hacer zoom pero ojo, este zoom suele ser digital. Esto quiere decir que cuenta más zoom se haga pero se verá la imagen transmitida, por lo que su utilidad es bastante limitada. Si vas a querer ubicar la no exclusivamente sobre una pantalla o portátil, ten en cuenta también el tipo de sujeción que ofrece, para que se adapte a tus necesidades.
Por último, antes de cerrar tu compra cerciórate de que la webcam que quieres comprar es compatible con el sistema operativo de tu ordenador. La gran mayoría de ellas son compatibles tanto con Windows como con Mac, pero si cuentas con una versión algo antigua puede que tengas problemas.
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