Ninguna oficina, hogar o empresa está 100% libre de posibles apagones que dejan sin electricidad para alimentar nuestros dispositivos electrónicos. En algunos casos puede suponer un simple parón en el trabajo, sin más consecuencias, pero dependiendo del tipo de tareas que estemos llevando a cabo, el perjuicio generado puede ser importante, generando la pérdida de archivos en manipulación o de experimentos en marcha. La solución para evitar desastres pasa por contar con una fuente de alimentación.
Fuentes de alimentación o SAI: tu trabajo a salvo
Aunque algunos dispositivos pueden contar con su propia batería, haciendo posible su funcionamiento incluso aunque no tengamos electricidad, no es algo común a todos los dispositivos que utilizamos en nuestra vida cotidiana o en el trabajo diario. Es por ello que además de contar con protectores de sobretensiones, contar con una fuente de alimentación puede ser más que conveniente. De hecho, las fuentes de alimentación, también conocidas como SAI, incorporan protectores de sobretensión, contando por tanto con ambos dispositivos en uno solo.
El funcionamiento de las fuentes de alimentación externas es extremadamente sencillo. Basta con conectarlas a la corriente eléctrica y conectar a la fuente los dispositivos que queramos proteger frente a apagones, para que en caso de que nos quedemos sin luz podamos seguir trabajando sin mayor problema, durante un tiempo, asegurándonos además de que no perdemos el trabajo realizado hasta ese momento.
La primera vez que vayas a utilizar una fuente de alimentación tienes que tener en cuenta que se trata de un dispositivo con una gran batería, de ahí que tengan un peso importante, que tiene que ser recargada para su futuro uso. Al ser de un tamaño considerable, la carga completa puede llevar entre seis y ocho, en función del SAI. La operación no requiere de ninguna configuración especial ni de la intervención del usuario, ya que en el primer uso y tras cada uso, el SAI recarga su batería automáticamente.
En qué fijarte al comprar un SAI
Si estás considerando la compra de una fuente de alimentación externa o SAI, quizás el primer punto a tener en cuenta pase por la capacidad para proporcionar energía en caso de apagón. Es un punto muy importante y relacionado con su tamaño y peso: cuantos más minutos de electricidad sin interrupción quieras que te pueda ofrecer la fuente de alimentación, más grande y pesado será el dispositivo.
Ten en cuenta que la duración de ese suministro de electricidad dependerá también de los dispositivos que tengas conectados al SAI y de su consumo eléctrico. E igualmente, los SAI están pensados para no sufrir apagones repentinos y tener margen para guardar todo tu trabajo en caso de que el apagón sea prolongado, porque la energía que proporcionan habitualmente es de únicamente de varios minutos. Muy relacionado con ese aporte de energía está el tiempo de recarga completo, otro parámetro a tener en cuenta al comprar un SAI.
Por último, no te olvides de consultar el número de conexiones simultáneas que permite tener el SAI, para que te pueda servir para proteger varios equipos con un solo SAI. Recuerda igualmente que un SAI o fuente de alimentación también proporciona protección frente a picos de tensión, incluyendo algunas de ellas incluso conectores de red para proteger router y otros equipos de red.
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