¿Alguna vez te has sentido incómodo trabajando fuera de tu lugar habitual por posibles miradas indiscretas? ¿Accedes con tu ordenador a información sensible que no debería ser visible para nadie más? Si la respuesta a cualquiera de estas dos preguntas es afirmativa, necesitas proteger tu intimidad e información. Una solución eficaz y a la vez económica pasa por utilizar un filtro de privacidad en tu pantalla.
Así funcionan los filtros de privacidadLas pantallas, sean individuales o integradas en portátiles, tienen amplios ángulos de visión, que facilitan que cualquiera, aunque no esté exactamente enfrente de ellas, pueda ver la información en pantalla. En algunas situaciones ese gran ángulo de visión puede ser una ventaja, pero si lo que buscamos es viajar en tren, autobús, avión o cualquier otro modo de transporte mientras trabajamos con intimidad, ese ángulo es un inconveniente. Por eso, el uso de un filtro de privacidad puede ser conveniente.
Los filtros de privacidad funcionan como una persiana de láminas: si los miramos desde una posición centrada nos dejan ver lo que hay detrás, pero desde otros ángulos reducen la visibilidad, de manera que alguien que esté ubicado más allá de 30 grados a ambos lados verá nuestra pantalla en negro.
Un filtro de privacidad para cada pantallaA la hora de elegir un filtro de privacidad es imprescindible elegir el adecuado, ya que de lo contrario no encajará a la perfección nuestra pantalla e incluso puede que no lo podamos instalar. Para ello, primero has de verificar el tamaño de pantalla en la que lo querrás usar y su formato. Esto es importante, ya que dos pantallas de un mismo tamaño pueden tener distintos formatos, por ejemplo 16:9 y 4:3 y por tanto no podrían utilizar el mismo filtro. Si desconoces el tamaño y formato de tu pantalla, comprueba con su modelo en la web del fabricante ambos datos antes de lanzarte a comprar un filtro. Además de los filtros de privacidad universales, también hay filtros para modelos concretos, como el MacBook Air de 13,3”.
Los filtros de privacidad son muy fáciles de colocar. Suelen ofrecer dos opciones: el pegado directo sobre la pantalla, que te obligará a limpiar la pantalla con un paño cuando lo retires, o la opción más cómoda, mediante unas pestañas que colocarás en los bordes de la pantalla para encajar entre ellos el filtro. Si optas por esta segunda opción tendrás mucho más fácil retirar y volver a colocar el filtro. De esta manera, podrás llevarlo en tu maletín o funda de portátil y colocarlo en el momento que sea necesario.
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